Rescatada por ti by Maya Banks

Rescatada por ti by Maya Banks

autor:Maya Banks [Banks, Maya]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2015-06-23T04:00:00+00:00


Diecisiete

Zack deambulaba nerviosamente de un lado a otro del pasillo delante de la puerta de Gracie. Miró el reloj por sexta vez y resopló. Hacía una hora que habían llegado los agentes para interrogarla. ¿Por qué tardaban tanto? Odiaba estar allí, al margen de todo, como si no fuera nadie en la vida de Gracie.

Puede que ella no quisiera que estuviera al corriente, pero no pensaba quedarse de brazos cruzados y aún menos alejarse de ella, aunque fuera eso lo que pedía una y otra vez. Quizá eso le convirtiera en un capullo. Quizá debería obedecerla y desaparecer ya que era evidente que su presencia le causaba un gran estrés emocional. Pero no podía hacerlo. No podía renunciar a ella sin luchar. Tenía que encontrar la manera de hacer que creyera que él no había hecho nada. Ojalá pudiera leerle la mente.

Dejó de caminar y se quedó inmóvil.

Eliza reparó en el súbito cambio de humor porque se le acercó con una mirada de preocupación.

—¿Qué pasa, Zack?

Él resopló al recordar la diatriba emocional de Gracie: que ya no podía leer mentes y que no quería aunque pudiera. Le había dicho que eso también se lo había arrebatado. ¿Qué leches había querido decir con eso? Era la solución más simple. Si quisiera leerle la mente sabría lo mal que lo había pasado estos últimos doce años. Sabría que se había pasado más de una década buscando respuestas y buscándola a ella. Y se convencería de que él no había tenido nada que ver con su violación, que moriría antes de hacerle daño.

—¿Te acuerdas cuando pasó lo de Ari, que dije que conocía a alguien que leía mentes? —le preguntó en voz baja.

Eliza frunció el ceño, pensativa, y se quedó callada un rato como si intentara recordar. Entonces se le iluminó la mirada al recordarlo.

—Sí, me acuerdo, pero no dijiste nada más. Para serte sincera, ya lo había olvidado.

—Pues hablaba de Gracie. Ella sabía leer mentes. Sé que parece una locura, pero seguramente no tendréis problema en creerme viendo el don de Ramie y Ari, y todos los trabajos raros que hemos tenido.

Ella contrajo el rostro, confundida.

—Pero, Zack, si puede leer mentes, entonces podrá…

—Sí, lo sé —la interrumpió a media frase—. La segunda vez que la vi, en el estudio de arte, cuando perdió los estribos y le dio un ataque, se lo pedí. Me tenía un miedo atroz e insinuó que había hecho algo horrible, y entonces le pedí que me leyera la mente. Le dije que lo hiciera si dudaba de mí, que así sabría la verdad y que vería que no había hecho lo que fuera que creía que le había hecho.

Ella seguía igual de confundida.

—¿Y accedió? Tienes razón; si de verdad tiene esa habilidad, sería una solución sencilla. En ese caso no estaría al otro lado de esta puerta muerta de miedo y alterada por estar en la misma habituación que tú. Está claro que no lo hizo, o no pudo, porque ya lo sabría, ¿no? ¿Por qué no lo hizo? ¿No querría saber la verdad?

Zack se pasó una mano por el pelo.



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